Álvaro y yo nos habíamos conocido en el instituto. Salíamos en el mismo grupo y realmente nunca me había fijado en él y lo consideraba un buen amigo, uno más del grupo, pero nada más. Teníamos 16 años y cuando terminamos el instituto yo me marché de mi ciudad a estudiar fuera. Él se quedó pero perdimos el contacto, yo volvía poco y cuando iba ya no coincidíamos, cada uno llevaba su vida y el grupo de aquel entonces ya se había separado poco a poco.
Terminé de estudiar y regresé a mi ciudad. Había encontrado trabajo ahí y me apetecía volver. Un día estaba con una amiga tomando un café y lo vi pasar por la calle. Me alegré de verlo y me puse un poco nostálgica de aquella época de instituto, nos lo pasábamos bien. Por entonces yo tenía un novio que había conocido en la universidad y al volver yo a mi casa estábamos separados, lo llevábamos bien aunque llevaba un tiempo pensando que aquello tenía fecha de caducidad.
Al ver a Álvaro me entraron ganas de volver a juntar a aquel grupo del instituto. Las redes sociales me ayudaron a contactar con todos, o a través de amigos en común, no fue complicado. Organizamos una cena y nos volvimos a ver todos. Fue muy divertido. Cada uno había hecho su vida pero todos guardábamos muy buenos recuerdos de aquella época. Nos pusimos al día, hablamos, nos reímos. Álvaro estaba ahí como uno más, digamos que seguía sin reparar en él. Hubo un momento de la noche en el que nos encontramos y nos pusimos a hablar. Me hizo reír mucho y nos lo pasamos muy bien. Al día siguiente no sé muy bien por qué estuve pensando en él y me sentí rara de repente. Era como si me apeteciera volver a verle, volver a hablar con él. ¿Qué me estaba pasando!!??
Pasó el tiempo y finalmente mi relación con aquel chico de la universidad como ya preveía terminó. En ese tiempo había vuelto a ver a Álvaro porque habíamos quedado alguna vez con el grupo este del instituto y despertaba en mí cierta curiosidad pero estaba centrada en mi trabajo y en mi pareja aunque supiera que iba a terminarse como así pasó después…
Pasó algo más de tiempo y en una de estas cenas que organizábamos hice por sentarme a su lado. Volvió a hacerme reír un montón y sentí que me gustaba. Fue otra noche divertida pero me quedé con ganas de más, quería quedar a solas con él, tomarnos un café, hablar tranquilamente, conocerle. Así que al día siguiente le mandé un mensaje y se lo propuse. No tenía ni idea de qué me iba a contestar pero tenía que arriesgarme. Aceptó y quedamos para tomar un café.
Y qué os puedo decir… pues que fue una tarde estupenda, que hablamos sin parar, nos reímos, congeniamos un montón, nos contamos nuestras vidas, nuestras ilusiones, de repente sentí a Álvaro más cerca de lo que había sentido a mucha gente de mi entorno.
Al despedirnos nos besamos. Él me confesó que siempre se había fijado en mí y que cuando nos volvimos a encontrar le hizo mucha ilusión. Que siempre había tenido ganas de acercarse a mí e intentar conocerme pero que al ver que yo tampoco hacía mucho por tener contacto en aquella época del instituto pues que se había echado para atrás.
Así fue como Álvaro y yo comenzamos nuestra historia de amor, una historia que ya lleva bastantes años de recorrido, tenemos un niño maravilloso y somos realmente felices. Encontré mi compañero perfecto para vivir una vida llena de risas y amor.